Soy testaruda y cabezona a más no poder. Eso en
muchas ocasiones es un gran defecto, pero a la vez me ayuda a perseverar hasta
conseguir lo que quiero. Me gusta perderme entre mis recuerdos; tengo cierta
facilidad para pasar página y olvidar los malos momentos. Desde fuera quiero
aparentar ser fuerte, pero me vengo abajo con demasiada frecuencia. Soy amante
de la música de los 20, 30, 40, 50, 60 y 70. Tengo miedo de lo que desconozco
y, especialmente, de la soledad. Me dan pánico los aviones. Me encanta encontrarme
por la calle con gente que hacía tiempo no veía. Soy incapaz de tener tiempo
libre; prefiero dedicar mi vida entera a hacer lo que me gusta. Me cuesta mucho
ponerme a ver una película y, cuando lo hago, normalmente estoy haciendo otra
cosa a la vez. Me encanta sentarme y ver atardecer. Soy contraria a cualquier
estereotipo y generalización. No me considero ni de ciencias ni de letras, ni
siquiera artista. Me gusta siempre aprender cosas nuevas. Soy muy impulsiva,
especialmente a la hora de tomar decisiones. Amo la música. Tengo demasiada
tendencia a querer ser la protagonista, y que me reconozcan mis logros. Siempre
sé más de lo que aparento saber, aunque a veces soy demasiado inocente y me
cuesta ver aceptar que alguna gente sea tan retorcida. Sé guardar un secreto. Tengo
por costumbre intentar llevarme bien con todo el mundo y, excepto casos muy concretos, lo consigo.
Soy totalmente contraria a las modas. Me dan miedo los bichos, especialmente
las arañas y los saltamontes. Me considero tremendamente afortunada por la vida
que me ha tocado vivir. No creo en los príncipes azules, pero sí en el amor.
Amo Granada y Deifontes (esto último lo mantengo en secreto), aunque no me
identifico con ninguno de los dos. Me encanta estar todo el día en la calle, pasear
sin rumbo, salir de tapas, tomar un café con alguien y, por qué no, salir de
fiesta. Soy protestona e inconformista. Me gustan las personas con quienes
puedes tener conversaciones sobre filosofía, política o religión y debatir con
argumentos y sin faltas de respeto. Me cuesta conocer gente nueva y abrirme a
los demás. Soy especialista en actuar
bajo presión. Odio los médicos y los hospitales. Me encantan las fiestas de
pueblo y las verbenas. Nunca olvido una cara. Me gusta escribir, y contarle al
papel todas las penas que no me atrevo a contar a nadie. Cambio de humor con
demasiada frecuencia. Normalmente soy optimista, y me gusta rodearme de gente
que también lo es. Me encanta el queso y todo lo dulce. Soy poco detallista.
Muy pocas veces me verás llorar en público. Me encanta viajar. Tengo mal ganar,
y muy mal perder. Cuando las cosas no salen como yo quiero, me enfado. No soy
rencorosa; perdono con facilidad.
Nunca me he preocupado en exceso por el futuro; siempre he pensado que lo que
tenga que venir, vendrá, y ya habrá tiempo de plantarle cara en su momento.
Soy esto, y muchas
cosas más. En resumen, soy resultado de todos aquellos sueños, los que se rompieron y
los que se hicieron realidad; de todo lo que aprendí a través de las personas,
lo bueno y lo malo; de aquellas amistades de hace años, las que se perdieron y
las que permanecieron; de todos aquellos momentos musicales, con acordes
mayores y menores; de aquellos viajes, a tierras lejanas o a tu propio hogar;
de muchas horas en un autobús, viendo amaneceres y atardeceres; de momentos de
risa, y de llanto; de largas conversaciones hasta altas horas de la madrugada;
de ilusiones, y de desesperanzas; de muchos atardeceres de reflexión en la
playa; de páginas y páginas llenas de sentimientos y esperanzas; de deseos de
cosas imposibles; de despedidas, y encuentros con personas nuevas; de momentos
inolvidables, tanto buenos como malos; de experiencias que me cambiaron la
vida; de miles de sonidos en noches de verano; de canciones que me recuerdan a
aquel momento concreto; de elecciones extrañas que me han traído hasta aquí; de
personas que con su existencia han llenado mi vida.
Resultado de todo aquello que viví, sentí, escuché, lloré, reí, anduve, vi, luché, abandoné, soñé y amé.
Resultado de todo aquello que viví, sentí, escuché, lloré, reí, anduve, vi, luché, abandoné, soñé y amé.
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