miércoles, 29 de febrero de 2012

Carta a una vieja amiga


Estimada Soledad:
Buenas. Me alegra saber que aún existes. No me caes bien, ya lo sabes, pero de ti aprendí grandes cosas. Durante largos años fuiste mi compañera, y sobrevivimos a base de recuerdos, historias inventadas, sueños y deseos. Y ahora, después de meses sin vernos, te vuelvo a ver venir de lejos... Lo siento, pero yo así no sé vivir. A lo mejor hay quién sí, capaz de llevar una vida melancólica, bohemia, anhelante... Pero yo no. Prefiero vivir el presente, segundo a segundo, disfrutar de cada momento, que perderme en mundos de recuerdos y sueños volátiles. Por eso te advierto: no aparezcas por mi vida. No eres bien recibida. Y como sé de qué pie cojeas, no me vas a pillar por sorpresa. Eres muy tentadora. Demasiado. Pero no volveré a caer. Porque ahora sé muchas cosas que antes no sabía. Porque ahora soy más fuerte de lo que era antes. Porque ahora no te tengo miedo como antes. Porque ahora he conocido otra forma de vivir, sin ti. Y prefiero que siga siendo así por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario