sábado, 28 de enero de 2012

Es el momento

Dicen que la vida es eso que pasa mientras haces otros planes. Yo creo que la vida es eso que ves pasar como un película, mientras esperas el momento que parezca más oportuno para entrar a formar parte de ella. A veces nos conformamos con ser los actores secundarios de nuestra propia historia, con dejar que nos lleve el viento de un lado a otro. Vivimos con la cabeza agachada, sin querer mirarnos a nosotros mismos, y a lo que tenemos delante nuestra. De vez en cuando reímos, de vez en cuando lloramos, pero realmente lo hacemos por rutina, más que porque de verdad lo sintamos. Somos capaces de sonreír por la mañana aunque no seamos felices, porque sabemos que debemos hacerlo; somos capaces de aconsejar a la gente que nos pide ayuda, porque sabemos que lo necesitan; somos capaces de muchas cosas, pero nos falta algo. Nos falta esa chispa, esa ilusión, ese brillo en los ojos, esa sensación en el pecho que nos hace sentir que somos capaces de cualquier cosa. Nos falta creérnoslo. Nos falta ser conscientes de que es posible, de que merece la pena, de que somos imprescindibles, de que esto es una gran aventura, de que cuenta con nosotros, de que hemos encontrado el tesoro que llevamos toda una vida buscando. Creo que se nos olvida con demasiada frecuencia.
Por mi parte, no pienso seguir así. No después de haber probado lo que significa ser feliz de verdad. No después de saber que hay otra forma de vivir. No después de haber comprobado que no estoy sola. Y no me rendiré. Porque sé que pasará, y habrá momentos mejores. Porque sé que siempre se puede volver a empezar de cero. Porque sé que este es mi camino, y que aunque algún día descubra que no lo es, no tendré problema en coger otra senda, pero ya nadie me quitará lo que he vivido. Porque sé que la vida no se mide por minutos, sino por sueños, ilusiones y esperanzas. Porque sé que cada día es una nueva oportunidad para ser feliz. 
Hasta aquí hemos llegado. Hoy voy a cambiar mi vida. Hoy paso a ser la protagonista de ella. Si las cosas no pueden ser como yo quiero, querré las cosas tal y como son. Si no puedo cambiar a las personas que hay a mi alrededor, cambiaré mi manera de mirarlas. Hoy, me agarro al único que da sentido a una vida entera, me desprendo de todo lo que me sobra, cojo lo imprescindible, y miro hacia adelante. Y al mirar, veo un montón de nombres que me acompañan, con los que quiero compartir mi día a día. Y así, pasito a pasito, vuelvo a ese sendero que me lleva hacia la aventura más grande que se haya visto jamás: una vida con Cristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario